jueves, 12 de julio de 2007

Brasil se impuso en los penales y es finalista

Copa América

Venció a Uruguay 5-4 desde los doce pasos. En los 90 fue 2-2: Maicon y Baptista marcaron para los brasileños, mientras que Forlán y Abreu hicieron los tantos charrúas. Es la cuarta final consecutiva del Scracht.

Brasil no juega bien, no luce y ni siquiera defiende bien, pero a pesar de todo eso y de haber tenido una mala noche hoy clasificó para la final de la Copa por cuarta vez consecutiva. Antes transpiró y sufrió ante un Uruguay que se fue con las manos vacías y la desazón de haber estado cerca. No pudo ser y la bronca es toda celeste. La alegría, como casi siempre, verdeamarelha. El planteo de Uruguay fue claro: romper todos los circuitos de fútbol brasileños (que en este caso no son muchos) y ensuciar todo con presión y marca. Esto les resultó a los de Tabárez, pero duró apenas 13 minutos. Fue lo que tardó Brasil en hilvanar una buena jugada con participación de Baptista, Robinho y Minerio, quien remató ante Carini. El arquero tapó, pero no pudo evitar el rebote que Maicon capitalizó en gol. Cuando el partido se abrió, la sombra hizo presente. Una torre de iluminación, más precisamente la del sector izquierdo de la defensa uruguaya se apagó y tras deliberaciones varias (los organizadores parecían querer seguir a cualquier costo) el partido continuó, trece minutos mediante, y con esa parte de la cancha en penumbras. Insólito. Con la reanudación del partido, Uruguay se vio como enojado. Con un Recoba activo y con el arco como obsesión empezó a transformar a Doni en figura. Primero una buena jugada del zurdo del Inter encontró a Forlán, quien obligó al vuelo al arquero brasileño. Luego, el mismo Recoba con varios intentos olímpicos hizo lucir al de la Roma, pero de uno de ellos, el rebote le quedó a Forlán y el ex Independiente, con un derechazo esquinado igualó. Recién ahí Brasil comenzó a salir del sofocón y tuvo suerte, porque en apenas cuatro minutos volvió a estar en ventaja. Carini amagó a salir en un centro, pero se quedó a mitad de camino y Julio Baptista, casi sin quererlo volvió a desnivelar. Tabárez decidió mover el banco para el complemento. La verdad no se entendió bien cuál fue la intención del Maestro, sobre todo al sacar a Recoba, lejos el mejor uruguayo del partido. Metió a Abreu en su lugar y a González por el amonestado Darío Rodríguez. Brasil, en tanto, se dedicó a hacer lo que pregona su entrenador: intentar sacar el resultado a cualquier costo. Por eso, se replegó sin necesitarlo y ante un rival que iba por inercia. Claro, de tanto tener la pelota y no sufrir en defensa a Uruguay se le iba a dar una y así fue. Rodríguez sacó un centro para Forlán, cuya palomita derivó en Abreu, quien, con suspenso, metió el empate. Los minutos de la verdad encontraron a los dos igualados, pero mejor perfilados a los charrúas. Todas las carencias de este Brasil clase media quedaron en evidencia al apenas tener un hoy diluido Robinho como esperanza de salvación que no llegó a generar una clara. Uruguay no se ánimo a ganarlo y los penales llegaron como bálsamo para los dos. En la azarosa definición, una vez más la fortuna jugó para los de Dunga. Uruguay lo tuvo en el tiro de García, pero el palo se lo negó y después Doni, con un adelantamiento feroz, se lo sacó del buche a Lugano y la final ya tiene a Brasil adentro.

DANIKIN

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