lunes, 25 de junio de 2007

Un muerto tras los disturbios del final del partido

Fútbol 1ª División

Violencia

25-06-2007

Después del encuentro en el que Tigre derrotó a Nueva Chicago y logró el ascenso a Primera División se registraron enfrentamientos entre ambas hinchadas y la Policía, con el saldo de una víctima fatal. Además hubo 14 heridos y 78 detenidos en otra jornada negra que vuelve a empañar de sangre al fútbol argentino.

La violencia provocó nuevamente una jornada negra en el fútbol argentino. Una persona muerta, 14 heridos y 78 detenidos fue el primer saldo que arrojaron los violentos hechos que esta tarde protagonizaron los hinchas de Chicago, Tigre y la policía en Mataderos. La víctima fatal se trata de un hombre de 47 años, simpatizante de Tigre, que recibió un piedrazo en la sien arrojado por un hincha de Chicago en las inmediaciones de la cancha, donde también fue incendiado un micro que trasportaba a hinchas del equipo visitante. El golpe le fracturó el cráneo y el hombre (la identidad no fue suministrada rápidamente por la policía) permaneció caído en la calle durante 20 minutos, con la cabeza cubierta de sangre y los ojos cerrados, indicaron a la agencia de noticias Télam testigos del hecho, hasta que una ambulancia del SAME lo recogió y trasladó, aún con vida, hasta el hospital Santojanni, donde finalmente falleció. Los hechos se desencadenaron cuando, a los 40 minutos del segundo tiempo del partido que desembocó en el ascenso del equipo matador, un grupo de la barra de Chicago se acercó a la platea para arrojarles piedras a los suplentes y el cuerpo técnico de Tigre. El árbitro Gustavo Bassi les dijo al técnico Diego Cagna y sus acompañantes que se refugiaran debajo del techo del banco de suplentes para continuar el juego. Pero en ese instante los policías que estaban apostados detrás del arco que ocupaba Carlos Navarro Montoya "desaparecieron" del lugar y la parcialidad local que ocupaba esa tribuna empezaron a ingresar al campo de juego. Cuando sobre el descuento hubo un penal en favor de Tigre, estos hinchas ingresaron al campo de juego, "desnudaron" al Mono y obligaron a Bassi a dar por terminado el encuentro. Al no advertir presencia policial alguna dentro del campo de juego, los hinchas locales se fueron contra la otra cabecera que ocupaban los de Tigre y comenzaron a lanzarles proyectiles. Después de varios minutos de agresiones incontrolables, los policías en cuestión reaparecieron en la tribuna de Tigre, pero en vez de impedir que fueran atacados por los de Chicago intentaron alejar a los hinchas de Tigre, lo que provocó enfrentamientos y corridas. El escenario caótico se trasladó entonces a la calle, donde los hinchas de uno y otro equipo se enfrentaron con las fuerzas policiales que habían salido antes de finalizado el encuentro. Los aficionados visitantes se subieron a los micros que los trajeron desde Victoria y huyeron del lugar, en tanto que los locales seguían lanzando proyectiles, esta vez a los efectivos que, finalmente, lograron disuadirlos con gases lacrimógenos. Los alrededores del estadio quedaron sembrados de proyectiles y una densa humareda provocada por los gases, en tanto en el interior del estadio las lágrimas de los hinchas locales se mezclaban con las de los otros que sufrían por esas emanaciones tóxicas.

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