viernes, 29 de junio de 2007

Argentina terminó a puro lujo ante Estados Unidos

Copa América

Lo derrotó por 4-1 en el Pachencho Romero de Maracaibo con tantos de Crespo -2-, Aimar y Tevez. Aunque arrancó abajo por un penal bien ejecutado por Eddie Johnson. El equipo de Basile sufrió al principio, pero tuvo un segundo tiempo brillante y comparte la cima del Grupo C con Paraguay.

Una ilusón enorme acarreaba el debut de Argentina en la Copa América. Y cuando la expectativa es tan grande, la ansiedad se multiplica. Alfio Basile repetía a los once de memoria en la previa. Los mejores, sin dudas. El Pachencho Romero era el escenario. Y enfrente estaba el ignoto Estados Unidos, con un plantel plagado de suplentes.


Abbondanzieri en el arco. Zanetti y Heinze en los laterales. Ayala y Milito, el muro atrás. Mascherano, la rueda de auxilio. Verón, su regreso y toda su experiencia a la derecha. Cambiasso y la sorpresa jugaban por izquierda. Román se volvía a calzar la diez. El talento de Messi y la contundencia de Crespo adelante. De memoria. Pero el 4-4-2, bien marcadito de Bob Bradley, el entrenador de Estados Unidos, era efectivo en los primeros minutos del partido. Allí lo mejor fueron las paredes a un toque entre la Brujita y la Pulga.

A los 6, el peor temor de Basile se hizo presente en el campo. ¿Qué pasa cuando Argentina pierde la pelota? Si el sistema no está aceitado se sufre. Heinze y Cambiasso se fueron al ataque. Se perdió la pelota y llegó el envío largo a espaldas de los centrales. Por ahí se filtró Eddie Johnson, que cuando se preparaba para definir ante Abbondanzieri, Milito lo bajó en el área. Chandía no dudó: penal para Estados Unidos. El propio Johnson lo cambió por gol con calidad. 1-0.

¿Qué pasa? Era la pregunta que despeinaba la cabeza de Basile. Pero el desahogo llegó rápido. Riquelme manejó un tiro libre en la puerta del área. Heinze chocó con el arquero Séller y el rebote quedó para Crespo, que en el área no perdona. Argentina llegaba a la igualdad rápido y volvía a empezar.

Argentina buscaba marcar, no el segundo, sino el quinto antes del primero. El empate lo consiguió con fortuna, no con juego, pero le sirvió para serenarse. El partido tenía un dominador claro y era el equipo del Coco. Pero Messi empezó a hacer la suya. Román no entraba mucho en juego. Y Mascherano tenía que tapar huecos por todos lados. Quedó un remate de Verón al travesaño como la más clara de Argentina en busca de la victoria. Se esperaba mucho más. Aunque también hubo mérito del rival. Duro en la marca y rápido para contraatacar, Estados Unidos era un contrincante más que digno.

En el vestuario Basile ajustó varias tuercas. Gritó y ordenó. El segundo tiempo de Argentina fue muy diferente al primero. Los nervios del debut se había ido. La pelota rodaba limpia. La acortaron los espaciones entre las líneas y se ajustó la marca atrás. Desde el inicio el dueño de las acciones fue Argentina.

Messi entendió que juega en la Selección Argentina. Un talento inexorable y, por ahora, inagotable. Pero a veces su niñez le juega en contra. Bueno, el primer signo de madurez en el joven crack se vio a los 18. Armó una excelente jugada y lo dejó solito a Crespo en el área. Sinónimo de gol. El delantero del Inter le dio cruzado, de derecha. Nada por hacer para Séller y el 2-1 ya estaba instalado.

Ahora sí. Con aplomo Argentina manejaba el juego. Riquelme, Verón, Mascherano, otra vez para Riquelme; apertura para Zanetti, y volver a empezar. Circulaba la pelota. Estados Unidos completamente ausente en el complemento. Antes, Aimar había ingresado por Cambiasso. Estaban todos, o casi. Porque faltaba Tevez.

Y el Payasito cerró una obra de arte a los 32 para liquidar el partido. La tocaron todos. Verón abrió para Crespo sobre la izquierda. Heinze pasó al ataque, desbordó y envió el centro. Aimar entró al área a la carrera y metió el frentazo, abajo. Golazo y 3-1, así quiere Basile que juegue la Selección. Así lo quieren todos los hinchas argentinos.

A los 34, Tevez por Crespo. Y Carlitos no defraudó. Riquelme le metió una pelota bárbara y lo dejó cara a cara con Keller. El delantero del West Ham, frío, definió con un toque abajo para plasmar la goleada. Resultados redondo, aunque la diferencia era demasiado, porque Argentina sufrió mucho en el primer tiempo. Más tarde, para aguantar el resultado, Gago entró por Verón. Pero el partido estaba terminado.

La ilusión de Argentina en la Copa América arrancó con todo. Goleada y buen fútbol. Aunque sólo en el segundo tiempo, el primero dejó muchas interrogantes. De todas maneras había que ganar en el debut y se ganó. El primer paso está dado.

DANIKIN

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